Pasaron más de diez años desde el debut en televisión de 5 a fondo, pero llevo ese espíritu en los huesos desde que tengo memoria. Fui un niño hiperactivo que necesitaba libertad; un alumno agitador que cayó por el hueco de un ascensor en su viaje de egresados; un jardinero adolescente que entregó su cuerpo a cambio de un auto y un departamento; un piloto de motocross que saltó por sobre su propia casa; un abogado leal, que se vio obligado a secuestrar el cuerpo de un campeón de TC y que convivió una semana en la clandestinidad con el jefe de la barra brava de Boca. El tiempo me ha vuelto un hombre transparente, con algunas heridas superficiales y otras invisibles; un tipo que elige la intensidad para recordar cada día que está vivo. Este libro es mi manifiesto.