«12 poemas de Antonio Machado» es un recorrido por el legado
del autor, desde la lírica modernista de sus primeros versos influidos
por Rubén Darío, hasta la brevedad sentenciosa y chispeante
de sus últimos libros. El amor y la muerte, el escepticismo
y el desengaño, la preocupación por España y la guerra,
y el paso inexorable del tiempo marcaron su vida y su obra.
La riqueza espiritual y el intimismo se reflejan en «Soledades»
1903 . Con su llegada a Soria alcanzaría la felicidad junto
a Leonor Izquierdo y del contacto con el territorio surgiría
una poesía objetiva, descriptiva y realista; una evolución plasmada
en «Campos de Castilla» 1912 , que desvela el alma de la tierra.
Esta obra -que contiene la profunda verdad del poeta- crecería
en ediciones posteriores mostrando una visión noventayochista
del paisaje castellano, con una poética sencilla y austera.
Unamuno, Ortega y Azorín le colmaron de elogios.
Su etapa en Baeza duró seis años de soledad entre clases, paseos
y lecturas. Cada vez más interesado por la filosofía, de entonces
datan casi todos los breves poemas de «Proverbios y cantares»:
coplas populares, sentenciosos lirismos y versos trascendentales
salpicados con fina ironía. En Segovia acabó encontrando de nuevo
el amor: a Pilar de Valderrama dedicó «Canciones a Guiomar» 1928 .
Afincado en Madrid, su producción poética se reduciría en favor
de la escrita en prosa. Su último y definitivo verso apareció,
días después de su muerte, en un papel guardado en el bolsillo
de su abrigo: "Estos días azules y este sol de la infancia".
La esencia machadiana se intensifica con las ilustraciones rotundas
y audaces de Pablo Auladell: elegancia y delicadeza de trazos
tenues, con un hábil manejo del claroscuro y suaves pinceladas
de color que remiten al Palacio de Dueñas entre cítricos aromáticos
y escenarios que evocan "infancia, limones, una fuente y el tiempo".