La Segunda Guerra Mundial dejó casi trece millones de niños muertos y, en 1945, solo en Bielorrusia, vivían en los orfanatos unos veintisiete mil huérfanos, resultado de la devastación producida por la guerra en la población de ese país. A finales de los años ochenta, la Premio Nobel entrevistó a aquellos huérfanos y esta obra maestra inédita constituye un retrato personal y profundamente conmovedor del conflicto en el que la propia autora no interviene más allá del prólogo: son los protagonistas los que hablan conformando con sus palabras una especie de memoria coral de la guerra, original, auténtica y fascinante.
« ... Por su escritura polifónica, que es un monumento al valor y al sufrimiento en nuestro tiempo», palabras del Jurado del Premio Nobel de Literatura 2015.